Por:LORENZO CREMONESI (CORRIERE DELLA SERA)

En muchos casos, los ucranianos prefieren quedar atrapados en sus casas bajo las bombas a abandonar a sus mascotas. Más de una vez, al encontrarnos con los miles de desplazados que salían de los pueblos bombardeados, nos decían que el motivo de su retraso se debía a que sus perros y gatos tenían miedo o no habían encontrado las jaulas donde encerrarlos para escapar. "¡No podíamos dejar a nuestra gatita sola bajo el fuego ruso!", explicaba como si fuera la obviedad más evidente del mundo, una pareja de ancianos que estaba huyendo de la pesadilla de los combates en el aeropuerto de Hostomel. Entre el equipaje recogido a toda prisa, nunca faltan las conservas de comida para los animales junto a sus cuencos. Los niños juegan con ellos durante las largas esperas, les toman fotos con sus teléfonos y los acarician constantemente. En los vagones de tren nadie pone objeciones a su presencia.

Perros y gatos a salvo: los ucranianos huyen de la guerra con sus mascotas